El entorno de Kicillof molesto por la jugada del massismo y la Cámpora en Diputados
La tensión en el seno de Unión por la Patria se intensifica en la provincia de Buenos Aires debido a las diferencias estratégicas entre los distintos sectores del oficialismo. El entorno del gobernador Axel Kicillof ha expresado su malestar por la reciente movida de legisladores afines a La Cámpora y al massismo, quienes están buscando apoyo en bloques opositores para avanzar con un proyecto que propone la concurrencia de las elecciones provinciales con las nacionales.
En ese contexto esta maniobra es vista como un intento de despojar al Ejecutivo provincial de parte de su poder.
El debate sobre las elecciones en la provincia ha desencadenado un conflicto interno, donde se enfrentan dos posturas claramente definidas: por un lado, Kicillof y sus aliados abogan por desdoblar las elecciones y suspender las Elecciones Primarias Abiertas, Obligatorias y Simultáneas (PASO); por otro, los sectores alineados con Sergio Massa y Cristina Kirchner buscan mantener las elecciones en la misma fecha. Esta divergencia no solo genera un clima de incertidumbre, sino que también pone en jaque la cohesión del frente oficialista.
Desde la Gobernación, las acusaciones son contundentes. Un alto funcionario afirmó que la búsqueda de apoyo en la oposición por parte de los legisladores “oficialistas” es comparable a un “golpe de Estado”. Se señala que este tipo de maniobras han sido recurrentes, recordando el tumultuoso debate por el Presupuesto y la Ley Fiscal del año pasado. La estrategia de estos legisladores pone en evidencia una falta de lealtad hacia la figura del gobernador, quien se ha esforzado por mantener la unidad dentro de su espacio político.
El próximo jueves se vislumbra como una fecha clave: la Legislatura debatirá la suspensión de las PASO y la posibilidad de fijar la fecha de las elecciones concurrentes. Si las diferencias se hacen evidentes, la ruptura en Unión por la Patria podría convertirse en una realidad inminente. En este contexto, voces cercanas a Kicillof advierten que la presión ejercida por el massismo y el cristinismo busca forzar una situación insostenible para el gobernador, quien se vería atrapado entre ser considerado un traidor o un “felpudo” que cede ante las demandas de sus compañeros de partido.
La sorpresa es palpable en el entorno de Kicillof, que había trabajado recientemente en un principio de acuerdo entre las distintas facciones de Unión por la Patria. Sin embargo, este acuerdo se desmoronó rápidamente al conocerse que la senadora kirchnerista Teresa García había presentado un proyecto propio en el que se propone suspender las PASO y realizar elecciones concurrentes, sin consenso con el kicillofismo.
El clima se torna aún más tenso con el anuncio de que Kicillof encabezará un acto el mismo día de la sesión legislativa, lo que podría interpretarse como una reafirmación de su postura a favor del desdoblamiento electoral. Desde la Gobernación, se afirma que el objetivo de estos movimientos es “condicionar políticamente” al gobernador, un escenario que ya vivió su antecesor, Alberto Fernández.
“Hoy no hay diálogo con Cristina. Menos aún desde que sus diputados negocian con (Javier) Milei y con Pro para perjudicar a nuestro Gobernador”,
Esa negociación -que enfureció a Kicillof- existió. Pero no avanzó por distintas exigencias del jefe del bloque de LLA, Agustín Romo, y de Pro, que esta tarde tuvo una reunión por zoom. Ambos espacios se subieron al precio en la negociación al saber que son claves para dirimir la interna del oficialismo. “No tenemos los dos tercios de los votos para aprobar sobre tablas”, admitió uno de los negociadores de UP al caer la noche del feriado.
Los números estaban así: 16 diputados camporistas, 10 renovadores, 9 “liberblues” -como se denomina a los libertarios disidentes- y siete que se referencian en el diputado nacional Facundo Manes levantarían la mano para suspender las PASO y que las elecciones bonaerenses sean concurrentes con las nacionales, el próximo 26 de octubre. Pero las bancadas de LLA y Pro -que suman 26 escaños- no se sumarían a la iniciativa. Tampoco, por cierto, los 11 diputados que responden a Kicillof.
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